viernes, 7 de septiembre de 2012

Primer pensamiento del film: La Educación Prohibida

La película "La Educación Prohibida" está dirigida, como bien expresa al comienzo: a todos los niños y jóvenes que quieran crecer en libertad.
Sin duda, esta dedicatoria no hace más que hacerme pensar que la libertad todavía es algo utópico en la educación, que aún mantenemos el modelo de esa escuela del siglo pasado en donde la autoridad del maestro era indiscutible y los estudiantes solo iban a "absorber".


Al caso también viene, esa anécdota que cuenta el narrador:
"Siempre recuerdo una clase de filosofía donde el profesor nos relató esta historia...En una caverna se encontraban un grupo de hombres, prisioneros de nacimiento, encadenados de forma tal que solo podían mirar hacia el fondo de la cueva. Una hoguera y figuras manipuladas por otros hombres proyectaban en esa pared todo tipo de sombras. Para los prisioneros, las sombras eran la única referencia del mundo exterior. Esas sombras eran su mundo, su realidad...Uno de los prisioneros era liberado y se le permitía ver la realidad entera fuera de la caverna. ¿Qué tanto tiempo le tomaría acostumbrarse al exterior después de toda una vida de encierro? Posiblemente su reacción sería un profundo temor a la realidad. ¿Podría entender lo que era un árbol, el mar, el sol? Asumamos que éste hombre puede ver la realidad tal cual es y entender el gran engaño que era la caverna... El profesor nos explicó brevemente las interpretaciones del mito en relación al conocimiento, la ilusión, la realidad, y como posiblemente estemos dentro de una gran caverna, que a su vez está dentro de otra... Pero no cabe duda de la necesidad de ese hombre libre, de regresar y compartirle al mundo lo que había visto..."

Da mucho sobre qué pensar, y más cuando este relato es comparado con una clase. 
¿Qué enseñamos cuando enseñamos? ¿De qué otras maneras podríamos hacerlo? ¿Estamos enseñando o estamos dando información?, o como dijo la educadora Marisa Do Campo en el film, ¿somos materia estática que solo dicen palabras?

Ahora bien, ¿cómo es que llegué de hablar de la libertad a preguntas reflexivas sobre la enseñanza? Sencillo. No se puede enseñar sin libertad, ni aprender sin libertad. 
Ese aprendizaje sería absoleto y perduraría muy poco en el tiempo. Seríamos máquinas que repiten acciones y palabras. Pienso que cuando uno está a gusto con lo que hace y no siente el peso de alguien que le obligue a hacer tal cosa, puede ir cambiando lo que se le presenta para ir adaptándolo a su comodidad, para su mayor aprovechamiento. 
Es en este sentido que estoy de acuerdo con la película cuando hablan de cambiar ciertos aspectos de la escuela para que esta institución se adapte mejor a la realidad de los chicos, que cambia continuamente.
La única asimetría que debería existir en la escuela es en cuanto a la responsabilidad en el proceso de aprendizaje y no en relación al poder que cada sujeto tenga. 
De igual manera, es importante tener en cuenta lo que expresó Carlos Espinosa en La Educación Prohibida: "los docentes no buscan otro desarrollo que el desarrollo curricular". Y esto es tal cual porque no  nos podemos olvidar que los chicos son personas, cada uno con una historia diferente de vida, y que no podemos homogeneizarlos en un grupo que sólo esta ahí para escucharnos hablar y llenar su cabeza con conocimientos que quizás no entienden o que no necesitan.

En conclusión, la educación va mas allá de saber contenidos, tendría que ser una herramienta para que los "alumnos" sean personas críticas, capaces de decidir por ellos mismos que quieren y que no. 
Es importante empezar a abandonar esa idea de la educación como algo molesto e innecesario que tenemos como estudiantes, y como un proceso que solo se da en la escuela y que por ende ella solo tiene el privilegio de darla.
En ocasiones aprendemos más fuera de la escuela que dentro de ella, porque vemos a la escuela como una cárcel donde me siento cuatro horas al día a "escuchar" a la persona que tengo en frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario